Muchas veces comentemos el error de depositar nuestro bienestar y felicidad en vivir futuras situaciones. En llegar a ciertas metas, en conocer determinadas personas o lugares, en cerrar futuros proyectos, en ganar determinada cantidad de dinero? Porque sinceramente, cuántos de nosotros no hemos dicho: ?Voy a ser feliz cuando termine la escuela, cuando consiga el trabajo, cuando me case, cuando tenga un hijo, cuando consiga el ascenso, cuando me jubile?? O peor aún, cuántos de vivimos añorando un pasado que ya se fue y jamás podrá repetirse, por más que lo queramos. Pero, ¿y hoy? ¿Por qué no ser felices HOY? Vivir siempre en el futuro (o el pasado) lo único que consigue es una infelicidad y una insatisfacción permanente, porque no tenemos ese bienestar que tanto anhelamos. Suena muy sencillo y muy trillado decir que el presente es lo único seguro que tenemos, ¡pero es cierto! En un mundo tan demandante y tan lleno de conflictos, trabajar por vivir sin apegos, sin expectativas, pero dando lo mejor de nosotros, apreciando lo bueno y siendo felices, es una tarea que requiere esfuerzo diario, pero que también llena de crecimiento.