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La última novela de Charles Robert Maturin, Los albigenses (1824), un relato histórico ubicado a principios del siglo XIII, es una rica historia del conflicto entre la iglesia católica y los albigenses, una secta declarada herética por la iglesia centrada en Languedoc, Francia. Su trasfondo histórico hace poco para inhibir la fuerte inclinación de Maturin por escenas extravagantes de violencia, horror y vívidas evocaciones de la naturaleza en su forma menos benigna. Sus numerosos personajes pueblan una historia bien tramada de impresionante densidad: la heroína, Genevieve, de buen corazón, audaz, fiel a su credo; el despiadado obispo de Toulouse; eclesiásticos y personajes de diversos grados de piedad; brujas maníacas, forajidos formidables y caballeros con armaduras. Esta nueva edición de Los albigenses aspira a renovar el interés por el elaborado y apasionante relato final del maestro irlandés, autor de la inmortal Melmoth el errabundo.