En esta obra Ingram invita al lector, sencillamente, a sumirse relajadamente en su propia presencia apasionada y a incorporar las innatas y despiertas cualidades que esta relajación aflora el silencio, la ternura, la corporalidad, la autenticidad, el discernimiento, el deleite y el asombro. Gracias a sus esclarecedoras anécdotas y reflexiones personales, Presencia Apasionada nos guía hacia nuestra inocencia divina y, por su inspiración y profundidad, nos sumerge en la sabiduría atemporal que todos conocemos íntima y secretamente. A través de su labor, Ingram ha verificado que la mayoría de la gente ya está imbuida de lo que ella denomina la presencia apasionada, aunque suelen pasarlo por alto debido a que están buscando algo más impactante que presuponen hallarán en otro lugar.