La obra de Franz Kafka revela los defectos de la burguesía decadente: su incapacidad para aceptar la realidad, su conducta trastornada que sólo le permite ver la imagen de su propia angustia. Nos muestra la situación del ser humano frente a la burocracia irracional, pero sin ligarla a un momento histórico concreto y con toda su misteriosa imprecisión moral. Kafka es un autor inaceptable para el régimen dictatorial, porque su creación literaria es la representación crítica de dicho sistema político. Él fue el primero en plantear la cuestión del totalitarismo y el único en considerarlo más un asunto antropológico que político. En la literatura de Kafka se ocultan el absurdo, la ironía y las huellas de surrealismo, sumados a un existencialismo naciente; elementos fundamentales de su trabajo artístico que influyeron en gran parte del pensamiento y del arte del siglo XX.